La ortopedia es una especialidad dedicada a corregir o evitar traumas o deformidades del cuerpo humano. Existen dos tipos de productos ortopédicos: los técnicos, que son personalizados para cada persona según sus necesidades, y los de ortopedia menor, que son accesorios o productos básicos que se pueden adquirir sin receta.

Comprar ortopedia en una farmacia tiene muchas ventajas, tanto para el paciente como para el farmacéutico. El paciente puede recibir un asesoramiento profesional y personalizado sobre el uso, las limitaciones y los beneficios de los productos ortopédicos que necesita. Además, puede encontrar una amplia variedad de productos de calidad y garantía sanitaria, adaptados a sus condiciones anatómicas y funcionales.

El farmacéutico, por su parte, puede ofrecer una atención más integral y complementar la asistencia sanitaria que presta en la farmacia. También puede mejorar la salud y la calidad de vida de sus clientes, especialmente de aquellos que sufren enfermedades crónicas, problemas de movilidad o lesiones deportivas. Asimismo, puede ampliar su oferta de servicios y fidelizar a su clientela.

Para poder dispensar productos ortopédicos técnicos, el farmacéutico debe contar con una titulación específica en técnico de ortopedia y solicitar un permiso a la comunidad autónoma. Esta formación le permite administrar y gestionar un taller o laboratorio ortoprotésico, definir y diseñar ortesis, prótesis y ayudas técnicas, ajustándose a la prescripción médica y a las características del paciente.

La ortopedia es un servicio cada vez más accesible y demandado en la farmacia. Con una adecuada formación y una buena gestión, el farmacéutico puede ofrecer soluciones eficaces y seguras para mejorar el bienestar de sus clientes.

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